Chris Nash: Perfil

Chris Nash en Sant Just Desvern (Barcelona)

Foto realizada por Kelly Nash.

Soy de origen britá­nico, pero vivo, desde hace años, en Cata­luña, España. Trabajé muchos años en Barce­lona, en un orga­nismo público, rea­li­zando labores de traduc­ción y edición. Recien­te­mente me pude pre­ju­bilar, para ini­ciar otros pro­yectos (entre ellos, este sitio web).

Estoy casado, con tres hijos y, ahora ya, unos cuantos nietos. Me defino como cristiano (discí­pulo y segui­dor de Jesu­cristo) conven­cido. He sido miembro de dife­rentes iglesias, entre ellas una igle­sia angli­cana evan­gélica, en mi país natal, y luego una iglesia bau­tista y una asam­blea de herma­nos, en Barce­lona ciudad. También he cola­borado acti­va­mente con el curso Alpha.

Tengo un her­mano que es gay. En mi fami­lia lo supi­mos hace más de treinta años. Al no tener muy claro qué opi­naba al respecto, como cris­tiano, empecé a leer sobre el tema.

Libros cris­tia­nos en espa­ñol, sobre la homo­sexua­li­dad, había —sobre todo en aquella época— poquí­simos. En cambio, en inglés iba encon­trando unos cuántos más. Algu­nos bastante buenos, otros muy medio­cres, pero ini­cial­mente todos los mejo­res —los más serios y con­vin­centes— seguían una línea abso­lu­ta­mente tra­di­cio­nal (básica­mente, que sen­tir atrac­ción hacia per­so­nas del mismo sexo no es pecado, pero la Biblia con­dena muy clara­mente toda prác­tica homo­sexual).

Pero a pesar de todo eso, cuando pen­saba en mi her­mano, su lugar en nues­tra fami­lia y su tra­yec­toria per­so­nal, estaba incó­modo con algu­nas de las afir­ma­ciones de los libros cris­tia­nos que leía y sus impli­caciones.

Más allá de cues­tio­nes pura­mente doc­tri­na­les, mis lecturas me han hecho ver que tene­mos toda­vía mucho camino que recorrer, en la igle­sia, en cómo trata­mos a las per­so­nas les­bia­nas y gays, y a otras mino­rías sexua­les y de género.

Foto de un hombre joven en una iglesia (gentileza de Karl Fredrickson en Unsplash).

Foto por Karl Fredrickson en Unsplash.

Los libros que he leído están llenos de his­to­rias, algunas abso­lu­ta­mente ver­gon­zosas, de gays y les­bia­nas que han sido víc­ti­mas de mofa, des­precio, rechazo y con­dena. En las igle­sias a las que han asis­tido han perci­bido acti­tu­des clara­mente fari­sai­cas (mora­lis­tas, conde­na­to­rias, hipó­cri­tas), a menudo por parte de los pro­pios líde­res y pas­tores. Y cuando no se ha lle­gado a tales extre­mos, igual­mente ha habido mucho des­co­no­ci­miento, mucha insen­si­bi­li­dad y una gran des­preo­cu­pa­ción por todas las injus­ti­cias y veja­cio­nes que sufren las mino­rías sexuales.

Parece que vamos mejo­rando, en nues­tras igle­sias, pero muy lenta­mente. Ahora, al menos, la mayo­ría de voces cris­tia­nas con­de­nan los ataques vio­len­tos contra per­so­nas LGTBQ+ en nuestras calles y las dis­cri­mi­na­cio­nes más evi­den­tes que sufren (para alqui­lar un piso, encon­trar tra­bajo, etc.). Aunque sigan una línea teo­ló­gica tra­di­cio­nal, cen­su­ran cate­gó­ri­ca­mente acti­tu­des homó­fo­bas: padres cris­tia­nos que echan de su casa a su hijo o hija porque es abierta­mente gay o les­biana, o pre­gun­tas estú­pi­das del tipo «¿Cuándo deci­diste ser gay?».

Pero esta­mos lejos de ofre­cer un entorno seguro, de amor y com­pren­sión, a la gente no hete­ro­sexua­l en nues­tras igle­sias. Y en general, no sabemos darles el apoyo y la ayuda que necesitan.

La evolu­ción de mi pen­sa­miento no se ha limi­tado a una cre­ciente sen­si­bi­li­dad hacia las per­so­nas LGTBQ+ y las pro­ble­má­ti­cas que afrontan.

Hace unos años, leí el libro de la autora Karen Keen, Scrip­ture, Ethics, and the Pos­si­bi­lity of Same-Sex Rela­tion­ships, que fue toda una reve­la­ción. Por pri­mera vez me encon­traba con argu­mentos muy bien expre­sa­dos y con­vin­cen­tes, con base bíblica, a favor de la pos­tura «afirma­dora» o «revi­sio­nista» sobre la homo­sexua­lidad; es decir, que Dios puede ben­de­cir el matri­mo­nio entre dos per­so­nas del mismo sexo, y que la iglesia no tiene por qué pro­hi­bir el lide­razgo y el minis­te­rio pas­to­ral a per­so­nas gays y les­bianas.

Keen me hizo refle­xio­nar mucho. Pero por un solo libro no estaba yo dis­puesto a dar un giro radi­cal a mi visión del tema. Conti­nué leyendo otros libros, tanto tra­di­cio­na­listas como revi­sio­nistas, y poco a poco, la opción revi­sio­nista o afir­ma­dora me fue con­ven­ciendo más.

Foto: Algunos de los libros que he leído, o consultado, sobre el tema de la homosexualidad.

La verdad es que ¡no me imaginé nunca escribiendo un libro!

Pero, hace unos cinco años, me chocó un comentario del autor David Gushee, en el capítulo 3 de su libro Changing Our Mind, donde expli­caba que él no era el único que había «cambiado de opi­nión» (el título de su libro). Resul­taba que ¡yo ya cono­cía a la mayo­ría de los auto­res que men­cio­naba y había leído sus libros! ¡Vaya! ¿Acaso empe­za­ría yo a ser algo «experto» en el tema?

Por otro lado, era muy cons­ciente que ninguno de los libros «revi­sio­nistas» se había tra­du­cido al español. Por lo tanto, los buenos argu­men­tos que pre­sen­ta­ban eren com­ple­ta­mente des­co­no­ci­dos para la inmensa mayo­ría de los cris­tia­nos del mundo his­pano. Así que pensé en escri­bir un artículo, para expli­car breve­mente cómo una pos­tura apro­ba­dora o afir­ma­dora de la homo­sexua­li­dad también se podría jus­ti­fi­car con la Biblia en la mano.

El artículo se iba alar­gando. Ya era un cua­derno o un ensayo. Pero toda­vía me que­daba mucho más por expli­car. Mientras tanto, vino la pan­de­mia del covid y entendí que, sí o sí, me tocaba —y podía— dedi­car el tiempo a escri­bir un libre entero sobre el tema. Y así fue.

Estoy contento con el resul­tado, porque per­sonas enten­di­das me han ase­gu­rado que, ver­da­de­ra­mente, no hay ningún otro libro, actual­mente dis­po­ni­ble en el mundo his­pano, que dé tanta infor­ma­ción de los dos puntos de vista exis­tentes en círcu­los evan­gé­li­cos o pro­tes­tan­tes: la pos­tura tra­di­cio­nal (mayo­ri­ta­ria) y la revi­sio­nista o afir­ma­dora (mino­ri­taria).

En fin, si quieres saber más, lo mejor que puedes hacer es comprar el libro, claro 😉.

Esta es una pre­gunta difí­cil de con­tes­tar en pocas pala­bras. He des­cu­bierto que tanto los defen­so­res de la pos­tura tra­di­cio­na­lista sobre la homo­sexua­lidad como los pro­po­nen­tes de la pos­tura apro­ba­dora o afir­ma­dora tienen muy buenos argu­men­tos, y argu­men­tos bíbli­cos, a favor de su postura.

En mi libro intento expli­car bien ambos puntos de vista, y doy bas­tan­tes ejem­plos de testi­mo­nios de toda clase. Pero dedico bas­tante espa­cio a los argu­men­tos revi­sio­nis­tas. Me ha pare­cido una cues­tión de jus­ti­cia, por la falta de lite­ra­tura exis­tente en espa­ñol sobre esta pos­tura y —hay que decirlo también— por las nume­ro­sas veces que ha sido mar­gi­nada y silen­ciada.

Solo con esto está claro que me inclino más hacia una pos­tura apro­ba­dora del matri­mo­nio homo­sexual. No obstante, lo hago con cautela. Soy el pri­mero en admi­tir que podría estar equi­vo­cado. Así que pre­fiero decir que tengo una pos­tura «abierta» y «respe­tuosa».

Al menos he dado unas cuantas vueltas a los argu­mentos de unos y otros, pro­fun­di­zando todo lo que he podido y pidiendo al Señor que me guíe. Te invito a hacer lo mismo. Un buen sitio para empezar puede ser mi libro. Si luego quieres darme tu opinión sobre todo lo que expongo —y ¿por qué no? hacerme reeva­luar mi postura—, puedes escri­bir­me al correo cnash.bcn@gmail.com.