Policías británicos patrullando a pie

El contexto sociocultural es clave para comprender las referencias a la homosexualidad en el Nuevo Testamento

Para compren­der adecua­da­mente las (pocas) refe­ren­cias a la homo­sexua­lidad en el Nuevo Testa­mento, no basta con entender bien el signi­fi­cado lite­ral del griego ori­ginal. Es esencial tener también un cono­ci­miento del contexto socio­cul­tu­ral de la época, para intentar deter­mi­nar su signi­fi­cado real. Voy a expli­car el porqué con un ejemplo:

Cuando yo era pequeño (hace ya unos cuantos años) y nos íba­mos de vaca­cio­nes, recuerdo que mis padres me decían: «si te pierdes o te pasa algo, busca a un poli­cía». Era un con­sejo ade­cuado en una época en que la poli­cía bri­tá­nica patru­llaba a pie en las calles y era fácil encon­trar a agentes en los sitios de vera­neo. Y en la Ingla­terra de mi infan­cia la poli­cía gozaba, en general, de muy buena repu­ta­ción.

Pero en según que partes del mundo, y para según que seg­men­tos de la pobla­ción, el mejor con­sejo que unos padres pueden dar a su hijo o hija es: «si ves venir a la poli­cía, huye y escón­dete». Porque des­gra­cia­da­mente, en algu­nos países, la poli­cía puede ser muy corrupta, o muy racista, o una fuerza de repre­sión y con­trol de un gobierno auto­ri­tario.

Policías de diferentes países

Fotos de King’s Church International, Pawel Janiak y Maick Maciel en Unsplash.

Explicado así, es fácil enten­der que puede ser tan ver­da­dera la afir­ma­ción «la poli­cía es muy mala» como la afir­ma­ción con­tra­ria «la poli­cía es muy buena». El signi­fi­cado lite­ral o deno­ta­tivo del tér­mino «poli­cía» no cambia, pero las conno­ta­cio­nes que tiene pueden hacer cam­biar radi­cal­mente el sig­ni­fi­cado real para la gente. Todo depende del contexto.

Pues bien, eso que es tan fácil de enten­der, y tan razo­nable, levanta ampo­llas en ciertos sec­to­res de la igle­sia cuando algu­nos pro­po­nen apli­carlo a las refe­ren­cias bíblicas a la homo­sexua­lidad.

Así, los más tradi­cio­na­lis­tas y dog­má­ti­cos se aferran al sig­ni­fi­cado lite­ral de ver­sícu­los como 1 Corin­tios 6:9 y 1 Timo­teo 1:10 (ver mi post ante­rior). Y hacen lo mismo con las refe­ren­cias tan críticas del após­tol Pablo al fenó­meno de la homo­sexua­li­dad en el con­texto greco­rromano en Roma­nos 1 (que ya comen­taré en un próximo post). No quieren tener en cuenta que en aquel entorno la homo­sexua­lidad con­sis­tía casi exclu­si­va­mente en rela­cio­nes homo­sexua­les de desigual­dad, coer­ci­tivas y abu­si­vas: rela­ciones pede­ras­tas o sexo con pros­ti­tutos o escla­vos, pro­ce­dentes del extenso trá­fico de seres huma­nos que había entonces.

Unas manos atadas con una cuerda

Foto de rawpixel en Freepik.

O sea, era com­pren­sible que el após­tol Pablo, en su con­texto, enten­diera que «la homo­sexua­lidad es muy mala». Pero no es tan lógico afir­marlo en sitios como la España del siglo XXI, donde dos per­so­nas del mismo sexo pue­den tener una rela­ción igua­li­ta­ria y per­ma­nente, basada en el amor y com­pro­miso mutuo, y pueden formar un hogar y una fami­lia. Como explico en mi libro, una rela­ción «con­yugal» de esta índole, sea hetero u homo­sexual, obje­ti­va­mente puede ser una cosa muy buena para las perso­nas impli­cadas. Es algo que comento en mi libro.

Una pareja lesbiana que leen un libro infantil con su hija.

Foto de StockCake.

Realmente, este es un argu­mento muy potente. Y no se puede reba­tir diciendo que hay mani­fes­ta­cio­nes de la homo­sexua­lidad muy malas: encuen­tros sexua­les casua­les, sexo con pastillas, pros­ti­tu­ción, orgías, adic­ción al sexo… Porque todo eso también pasa con las rela­cio­nes hetero­sexuales.

Una zona turística de prostitución en un país asiático

Foto por Norbert Braun en Unsplash.

Si aún te cuesta la idea de que, según el con­texto social, cues­tio­nes mora­les puedan quedar total­mente al revés, aquí tienes otro ejemplo:

En el siglo pasado, en África, unos misio­neros se escan­da­li­zaron viendo que, en aquel lugar, las muje­res cris­tia­nas fuesen con los pechos al aire. Querían insis­tir en que se cubrie­sen, hasta que los líde­res locales les expli­ca­ron que, en aquel contexto, las únicas muje­res con dinero sufi­ciente para com­prar ropa para cubrirse los pechos eran las pros­ti­tu­tas. Allí, una mujer decen­te­mente ves­tida iba con el pecho al des­cu­bierto.

Unas mujeres africanas en una celebración.

Foto de StockCake.

☝️ Este ejemplo viene a demos­trar que fac­to­res socia­les pueden llegar a con­ver­tir lo bueno en malo, y lo malo en bueno; lo negro en blanco, y lo blanco en negro. ¿Este podría ser el caso tam­bién con la homo­sexua­lidad? 😳 ¿Por lo menos en entornos en los que el matri­mo­nio gay está plena­mente acep­tado por la socie­dad en gene­ral? 🤔

La respuesta no es fácil. Y los argu­men­tos bíbli­cos y teo­ló­gi­cos a favor y en contra de la legi­ti­mi­dad del matri­monio gay no se limi­tan a cues­tio­nes de contexto social. Así que aún tengo mate­ria para unos cuantos futu­ros posts. 😉


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